Entre el 15 y el 19 del mes pasado, tuvo lugar en Frankfurt la que es la feria del libro más grande del mundo. No se si alguno de los lectores ha estado allí alguna vez, pero os cuento que es impresionante, tanto por sus dimensiones como por la calidad de su organización.
Mi presencia allí tenía el objetivo principal de estrechar lazos con los representantes de las editoriales chinas, que no sólo nos proveen de los libros, sino con los que colaboramos, informándonos ellos los productos que van editando, y nosotros, transmitiéndoles lo que el mercado español está necesitando.
La zona que ocupaba la delegación China era bastante grande y se encontraban en ella representantes de las principales editoriales que producen libros para estudiar chino. La oferta era realmente impresionante, aunque convivían al mismo tiempo materiales modernos excelentes y otros de mala calidad. Es de esperar que con el paso de los años haya menos cantidad de títulos, quedando solamente los más elaborados.
Me llevé una grata sorpresa con la presencia de un stand de Taiwán en la feria. Por supuesto que este país o provincia (según el gusto del lector) estuviese allí no era una novedad en sí, pero sí que expusiera muchos materiales para estudiar chino que son completamente desconocidos en el mercado español. Lo primero que han hecho es aceptar que la demanda de los estudiantes de chino en el mundo se decanta por el chino simplificado en lugar del que tiene en la isla, el tradicional. Por otro lado, han utilizado su ventaja comparativa en todo lo que es la producción de software y lo han dirigido a la enseñanza del mandarín.
Estén atentos porque en pocas semanas podréis encontrar todos estos nuevos materiales en nuestra librería, y os digo que merecen realmente la pena.
Pero lo que más me gustó del stand de Taiwán y lo que me motivó por sobre todas las cosas a escribir este artículo, fue la amabilidad y profesionalidad con la que me trataron. Incluso las fotos que aquí se exponen, me fueron enviadas por Amanda Liu desde Taiwán, representante de muchas de las editoriales de allí.
Como podréis observar, tenían el detalle incluso de ofrecer a los visitantes con una taza de té, con una vajilla que no me podréis decir que carecía de encanto. En ese ambiente, no es de extrañar que las conversaciones se realizaran en un tono distendido y amable, muy favorable a llegar a entendimientos.
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